14 julio 2010

La politica neoconservadora

En las Azores tras declarar la guerra, ¿Tan divertido es matar?

Para los neoconservadores, un régimen político democrático es tal si respeta la propiedad privada, la libre empresa y el mercado. A partir de aquí todos los excesos de los gobernantes se entienden como necesario para mantenerse en el poder y admiten “conservar la libertad” con acciones dictatoriales.

Para ellos, cuando en un régimen, lo que falta es sólo la libertad política, como ocurre en Guinea, China, o como ocurrió en los regimen franquistas y pinochetista, el sistema político y social es homologable y aceptable. Cuando hay propiedad estatal y/o economía dirigida consideran que hay dictadura.

Se precisaron miles de años, para que existiera libertad de creencias, de gobierno y de libertad religiosa sin tener que aceptar la religión de Estado, que era un pilar esencial de la autoridad política. Con la libertad de pensamiento debe existir la libertad para expresarlo, rechazando la censura o imposiciones. A la que se une se une la libertad y seguridad para disfrutar del patrimonio, frente a confiscaciones arbitrarias, libertad de movimientos y defensa ante las detenciones sin cargos. La posibilidad de proponer fórmulas para el buen gobierno de la sociedad.



Estos conservadores, neoliberales, que nos gobiernan en algunas autonomías, son en realidad muy poco liberales. Porque el capitalismo, no es liberalismo. Éste necesita economía de mercado; pero de buen mercado que permita la más eficiente asignación de recursos económicos, que son escasos y susceptibles de usos alternativos. El capitalismo apoya siempre a las empresas, dejando relajadas las clases sociales.

Dicen son liberales, pero que clase de liberalismo es el que induce a estar vigilando como obtener los grandes contratos públicos, y si fuera necesario a dedo o trucando los concursos. Y logrando las mejores reclasificaciones de suelo, con la ayuda inestimable de sus amigos gobernantes, a quienes reparten premios por los favores. Estos no son liberales ni ellos los políticos que deseamos.


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